Sunday, September 09, 2007

Ella: al día siguiente (y III)

Lunes, 15 de octubre de 2007: 9:00 am.

Día libre de clases. Estoy metido en la casa. Es impelable meterse al Messenger. Aunque hayan tres personas. Entro, y en efecto, hay tres personas. No, espérate: hay cuatro. Miguel acaba de meterse.

9:10 am
Sxymike dice:
Q pasó bichiiiitooooo?

9:12 am
Bobby dice:
Aquí, viejito todo fino.Todo tipo normal.

9:14 am
Sxymike dice:
Normal??? (:_D) No m jodas, pana. Antenoche al fin saliste con la jvita que tan babiao te tenía. Escupe.

9:16
Bobby dice:
No me jodas tú, pana. "Never kiss and tell", recuerdas?

9:18
Sxymike dice:
Ah vaaaaaaaaaaainaaaaaaaaa....

9:19
Bobby dice:
(:-S)

9:22
Sxymike dice:
Djate de mariconadas. Escupe.

Mi madre pasa a mi lado. "Un día de estos le vas a dañar el teclado a tu papá, Roberto, te lo juro", se queja. "Buenos días para tí también, mamá", le contesto con una sonrisa. "Amaneciste radiante hoy." Mi señora madre resopla. "No lavaste los platos anoche. Ahí se quedaron", me responde. "Ya bajo y los lavo. Y te hago el almuerzo. Y después salgo a conquistar el mundo, ¿te parece?" Trata. El ceño se mantiene abajo. La boca se arruga. Perdió. Se ríe. "Muchacho gafo..."

9:28 am
Sxymike te ha enviado un ZUMBIDO!

9:29 am
Bobby dice:
Estás ladilla!

9:31 am
Sxymike dice:
M vas a contar o no, carajo?

9:33 am
Bobby dice:
Bueno, 'ta bien pues...

Sábado, 13 de octubre de 2007. 8:54 pm

Salimos del cine con un enorme contraste en rostros. Ella con los ojos hinchados de llorar como una... jeva, pues. Yo con un terrible disimulo de sonrisa. La película había sido buenísima, con un final un tanto desgarrador que luego pasó a enternecedor. ¿Y entonces por qué estaba peleando por no pelear los dientes?

(
Sxymike dice: Cuál fue la que vieron? Bobby dice: Milagros Inesperados. Nada que tú apreciarías, Miguel... Sxymike dice: Vt a kgr, jejeje)

Pues sí, muchachones. En el momento más triste, ella simplemente (1) me agarró la mano, (2) se acomodó en mi hombro, y (3) comenzó a llorar. Pequeños sollocitos, que eran casi lindos. Yo me sentí como el dueño de Garfield cuando al fin sale con la chica de sus sueños: como un idiota sonreí en la oscuridad. En una de esas, la bella señorita me dice: "¿Por qué tienen que pasar estas cosas?" Yo finjo un quiebre de voz y digo: "Sí, vale..." Y ella me aprieta la mano. Y sí, sentí el pulgar pasar por encima de la mía.

Como para efectos dramáticos, aspiro y suelto un suspiro: "¿Todavía quieres comer? ¿O nos llenamos con las cotufas?"

Ella se seca la carita y sonríe. Una perfecta sonrisa. "No vale, si más bien tengo hambre. Supongo que tanta lloradera. Debes pensar que soy una gafa..."

Me sentí envalentonado. "Sí, realmente, pero bueno, no quería decir nada..."

Me pega en el brazo. "¡Necio! ¡Feo!"

Y nos reímos. Ah, todo iba tan perfecto...

Lunes, 15 de octubre de 2007. 9:34 am

9:34 am
Sxymike dice: Aaaaaaaay que beeeeelloooooooo...

9:35 am
Bobby dice: Maricón.

9:36 am
Sxtmike dice: (K)(K)(K)(K)(K) Ay, pero que BE-IO el Robert... Creo que voy a llorar...

9:38 am
Bobby: No, deja, que ya vas a llorar...

Sábado, 13 de octubre de 2007. 9:23 pm

La cola había sido absurda para salir. Pero igualmente absurda era la cola para conseguir puesto en el local de sushi de La Castellana. Claro, había un Subway al lado, y era noche de fiesta. De modo que mi humor ya estaba como tibio, pero no me dejaba dominar. Las ganas de ella de hablar, sin embargo, no se habían parado. Empezó a relacionar la película que acabábamos de ver con toda nuestra sociedad y lo egoístas que éramos como nación. Yo empecé a simplemente asentir, pero cuando empecé a notar como que no me creía que le estaba paranado, añadí mis dos centavos. Eso la activó otra vez.

Llegamos al estacionamiento al fin, y como si nada ella cambió el discurso. "¡Ay qué rico, sushi! Tenía AÑOS sin comer, Rober, gracias por traerme. Me encanta."

Punto para mí.

"Ay pero qué pido..."

Ay tan linda... Tan indecisa...

Había como cinco personas delante de nosotros, y una enorme pared con fotografías de los diversos platos. Yo ya estaba claro. E hice la pregunta.

"¿Qué te provoca?"

"Cónchale no sé, todo se ve tan rico..." Y esto dicho mientras se apoyaba de mí. Su perfume era suave y dulce, como deben oler las flores recién picadas. Y ese cuerpecito se sentía calentico... Las joyas de la familia sintieron un lejano cosquilleo, pero mentalmente mandé a la culebra a dormir. Cero pensamientos de hombre por hoy. Eso toca a la tercera cita, si acaso.

(Sxymike dice: Si eres marico, muchacho. Bobby dice: Déjame contar mi vaina.)

Y eso me distrajo de algo muy importante: la cola corría rápido, era sábado en la noche, y la cajera, aunque educada, no sonrió a nadie. Y mi querida compañía, posible novia para la semana que viene si todo iba bien, se estaba tomando su tiempo.

Pero yo estaba absorto en la cercanía de este hermoso cuerpo que no me preparé para lo que venía.

De repente, la pareja delante de nosotros terminó. Y la cajera --la llamaremos Anabel, por falta de otro nombre-- dijo con su voz mecánica: "Buenas noches bienvenidos qué desean". Así, sin puntuación.

Nosotros volvimos a la realidad. Mi acompañante soltó su "ay Dios verdad", yo parpadeé como salido de un sueño. Ordené lo mío, y le pregunté a ella qué quería.

Y ella simplemente miró a la pared. "Oye no sé..."

Le dije, claro, tómate tu tiempo. Le sonreí a Anabel, y la sonrisa no tuvo vuelta. Ella simplemente miró al espacio.

Y empezó la angustia.

"Ay si pido..."

"¿Qué tal será...?"

"No vale, yo comí eso la última vez, y si mejor..."

"A ver qué trae..."

"¿Qué es lo que vas a comer tú? No, eso no me gusta..."

"Ay yo probé esto la última vez y me gustó... Pero no sé si..:"

"¿Tiene este en mediano?"

"¿Te conté que mi tío viajó a Japón ayer?"

La cara de Anabel era indescriptible. Y ni les cuento la de los cuatro que estaban detrás de nosotros. Y yo, bueno, tratando de parecer natural. Pero en realidad ya me estaba angustiando. ¿Quién no? Me acerco y le digo, entre dientes: "Linda, tienes gente atrás que no votaría por ti en una elección..."

Y pueden creerlo... se volteó --en serio-- y dijo: "Ay, cinco minuticos, ¿sí? Perdónenme, es que todo es tan rico..."

Cinco minuticos. De verdad lo dijo.
Bueno, no era lo mismo vestirse que escoger qué comer... ¿verdad? Yo me devolví al via crucis por el que pasé cuando la fui a buscar. Esos cinco minutos no serían tales. Ni de vaina. Tenía que hacer algo.

Pero Dios, ese cuerpo... esa carita... ¿y si se molestaba conmigo? ¿De verdad qué importaban cuatro o cinco clientes y una cajera arrecha? (O seis... o siete...) Yo iba a consegui lo mío, ¿no?

Anabel ya empezaba a gruñir. Le sugirió si podía dejar pasar al que estaba detrás. Ella contestó con una dulzura irritante, "ya va, ya va, ya voy, en serio." El viejo que estaba detrás --¿sería italiano también?-- gruñó algo a su vez, por las líneas de abuso de la juventud, falta de respeto, que yo decidí ignorar por sanidad propia. Yo estaba a punto de gritarle a Anabel que nos diera un especial con todo, que le sacara la masa, le quitara los pepinillos, y le echara un extra de queso, lo que fuera antes de que mi cabeza estallara, cuando ella dijo: "Ay, no sé Bobby, pide tú yo confío en ti."

La miré estupefacto por un segundo, y voltée rápidamente a Anabel y le pide un combo con todo para dos, y traté de decirme que ese suspiro colectivo que oí a mis espealdas fue mi imaginación.

(Sxymike dice: JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJAJAJA!!!

Bobby dice: Vt a kgr. Es más te lo digo completo: VETE A CAGAR.

Bobby dice: *digo)

No pude despegarle los ojos ni un instante mientras nos preparaban la comida, no vaya a ser que alguien decidía emitir su opinión físicamente sobre ella. La comida transcurrió con calma tensa, con ella por lo visto ignorante de las malas miradas que le lanzaban. Gracias a Dios sólo eran miradas, porque lo que era yo andaba como un gato, listo para saltarle a cualquiera que se pusiera cómico.

En el carro, estaba convencido que mi largo sufrimiento estaba por acabar.

Lunes, 15 de octubre de 2007. 9:48 am

Sxymike dice: Chamo, qué buena vaina... Supongo que eso terminó ahí, no? Nada mano, culos sobran...

9:55 am
Sxymike dice: O no?

10:05 am
Sxymike dice: Epa te moriste o qué???

10:08 am
Sxymike dice: Ay chamo qué hiciste...

10:09 am
Bobby dice: Bueeeno.... :-S

Sábado, 13 de octubre de 2007. 10:35 pm

Finalmente, llegamos a su casa. Yo estaba mentalmente agotado. Casi que ni me acordaba de la película. Pero la pequeña angustia del restaurant de sushi aún estaba allí, aunque no estaba afectando a mi compañera de ninguna manera evidente. Asumí que era porque estaba tan full que no quería hablar. De todas todas yo estaba seguro que era la última vez que íbamos a salir. Quién se iba a calar ésa. Otra pareja de equivocaciones más de la retahíla que había tenido esa noche.

"Felicitaciones, Bobby", dijo ella, y no tenía que verla para saber el tamaño de sonrisa en su cara. No había ironía en esa sonrisa, ni sarcasmo, mucho menos reproche.

"¿Felicitaciones por qué?", pregunté extrañado.

"¿Sabes que todos esos momenticos incómodos que te hicimos vivir esta noche eran a propósito?"

Pausa. No entendí. O no quería entender.

"¿Cómo así?", pregunté tratando de controlar el tono de mi voz. Como podía volteaba a verla. Y no sabía si me gustaba lo que veía u oía.

"Yo me he conseguido con demasiados hombres que lo único que querían era cojerme y ya", dijo, y yo creí que la cabeza se le iba a partir de tanta sonrisa. "Entonces, he descubierto que sólo los que me quieren de verdad se calan pequeñas tonterías de impuntualidad. Y tú eres el primero que se cala dos. ¡Qué bello eres!"

Estaba en la Río de Janeiro hacia el este. Vi un estacionamiento de un edificio. Automáticamente me metí allí. Ella dio un pequño grito, lo que en el momento me hizpo un mundo de bien.

"Bobby, ¿qué...?"

"¿Tienes... alguna... IDEA... por lo que me hiciste pasar?" le dije en un elevado susrro. Más sonaba como el bufido de una cobra. "La ARRECHERA que agarré en la tarde, la INCOMODIDAD en donde el sushi..."

Me miraba como un conejito asustado, pero igual veía los restos de una sonrisa en esa boquita. La había sorprendido, pero igual estaba divertida, más que asustada. Yo empezaba a temblar de la pura arrechera.

"Te lo voy a decir así, Ivette --"

"Dime Ivecita", trató de endulzarme.

"TE LO VOY A DECIR ASÍ, IVETTE", dije, alzando la voz sólo un poco. "Si alguna vez en tu VIDA me vuelves a hacer una vaina así ---si alguna VEZ lo vuelves a siquiera INTENTAR---"

Domingo, 4 de spetiembre de 2018

"¿Todavía estás con eso, Bobby?", se oyó la voz atrás.

Me estiré la espalda. ¿Cuáto tiempo tenía sentado ahí? Miré la hora, y vi que tenía casi dos horas. Me había entusiasmado.

"Sí, amor, pero ya casi termino", dijo.

"Eso lo oí hace como media hora", me dijo, y otra vez oí el sarcasmo más que el reproche. "Sabes que cada evz que montas una historia nueva, el Bobby se pierde en el mundo de Bobby."

La miré, enamorado como nunca. Y miré la pantalla. Leí la frase final, cuando estaba a punto de comérmela vivo, ahora que sabía que me había manipulado. Y sentí un poquito de culpa, considerando todo lo que había pasado en estos últimos once años. Los recuerdos de Ivette cuando salimos esa primera vez me inundaron como una ola de felicidad, diversión y amor juvenil. Con todo y los treinta encima.

"No te quejes", le dije, con un poquito del sarcasmo que ella me había pegado, "que la primera vez que tú y yo salimos también me hiciste esperar... IVETTE MARÍA."

Puso las manos en la cadera y puso una cara de falsa ofendida. "¿Tú vas a seguir reclamándome eso? ¿Después de once años? ¡Qué horroooor!"

Me tuve que reír. "Dame quince minutos. No, diez. En serio. Y subo."

Me sonrió otra vez. Miserable sonrisa, que me ponía tan mal. "Bueno. Está bien", ahora con un falso puchero. "Pero mira que tu esposita es impaciente. Y además...", se levantó la batica de algodón que llevaba, mostrando unas delicadas y blancas pantaletas, "hace como calooooor..."

"Suboencincominutos." Lo dije sin pausar ni nada, y pelando los ojos.

"Más te valeeee..."

Mientras subía, me di cuenta de dos cosas: uno, malhaya sea cómo todas las mujeres lo manipulan a uno hasta quedar como un pendejo.

Y dos: coño, vamos a estar claros, a veces es muy sabroso quedar como un pendejo.